La Crisis de la Vivienda en Argentina: Un Sueño Cada Vez Más Inalcanzable

La Crisis de la Vivienda en Argentina: Un Sueño Cada Vez Más Inalcanzable

A lo largo de las generaciones, el sueño de poseer una vivienda propia ha sido una aspiración constante para los argentinos. A pesar de las turbulencias económicas y los sacrificios monumentales, muchos han logrado convertir este anhelo en realidad. Sin embargo, en las últimas décadas, esta búsqueda se ha vuelto cada vez más esquiva.

El valor de las propiedades, medido en dólares, ha aumentado a un ritmo vertiginoso, convirtiéndolas en refugios para los ahorros de las clases medias, quienes buscan resguardarse de las cambiantes políticas monetarias, las confiscaciones y la inflación. Sin embargo, esta tendencia contrasta drásticamente con la caída constante del poder adquisitivo de los salarios.

Según un informe del Banco Suizo UBS, en Buenos Aires se requieren 20 años de salario íntegro de un trabajador promedio para adquirir un departamento de 60 m2, liderando un desalentador ranking global junto con Hong Kong. París requiere 17 años, Londres 14, Tokio 13, Nueva York 9, Madrid, Milán y Miami de 6 a 4. A diferencia de estos lugares, en Argentina, el crédito hipotecario es la excepción y no la norma.

A medida que la posibilidad de tener vivienda propia se desvanece, el alquiler se convierte en la única alternativa. Sin embargo, el mercado de alquileres también se ha transformado en una fuente de preocupación debido a reformas legales que han generado controversia y descontento.

A pesar de estas realidades innegables, 112 legisladores votaron en contra de derogar o reformar la ley, en contraste con los 125 votos a favor. Esta desconexión entre la evidencia y la toma de decisiones políticas subraya la magnitud del desafío.

Frente a este escenario, surge la pregunta:

¿Por qué los jóvenes emigran o experimentan angustia y enojo ante la falta de un futuro prometedor?

¿Qué parte de la ecuación estamos dejando pasar, considerando que una sociedad se construye en base al progreso, donde las generaciones posteriores deberían vivir mejor que sus predecesores?

La fundación Tejido Urbano ha revelado que, entre 2010 y 2022, se construyeron 3,9 millones de viviendas en Argentina, solo el 10,5 % por el Estado, lo que representa un aumento del 28,5% con relación al 2010, en tanto la población creció solo un 14,8%. A pesar de estos esfuerzos, el déficit habitacional sigue en aumento, proyectándose a más de 5 millones en el último censo. Este desequilibrio plantea preguntas sobre por qué el esfuerzo de los argentinos y los constructores locales no ha logrado cerrar la brecha.

Para abordar esta crisis, miramos hacia los ejemplos de Chile y Uruguay y proponemos medidas concretas para la Ciudad de Buenos Aires:

  • Crear un fondo de garantías de vivienda para potenciar el programa de garantías para alquiler, especialmente dirigido a los jóvenes.
  • Garantizar créditos hipotecarios basados en la capacidad de pago cuando las condiciones de inflación lo permitan.
  • Implementar un sistema de vouchers para el pago parcial del alquiler en áreas promovidas, como un paso hacia un futuro sistema de vouchers para el acceso a la propiedad vía hipotecas.
  • Lanzar una línea de crédito para refacción o ampliación a sola firma y condiciones blandas.

Para incentivar la oferta de construcción o refacción de edificios, es necesario eliminar cargas de Ingresos Brutos en toda la cadena de producción de viviendas y utilizar saldos de Ingresos Brutos de las empresas en proyectos dirigidos a barrios promovidos.

Desazón por no tener futuro. Por esforzarnos día a día para que nosotros y nuestros hijos tengan un futuro de progreso.

Por eso, es imperativo tomar medidas audaces y pragmáticas para abordar la crisis habitacional y hacer que el acceso a una vivienda digna sea una realidad tangible.

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